Cuidados del Neonato
Te acercamos información útil para conocer y cuidar a tu bebé recién nacido
Recomendaciones
Bebés seguros desde el primer viaje
Cuando llega la noticia de que un bebe viene en camino, hay muchas cosas en qué pensar. El uso de una sillita adecuada reduce el riesgo de muerte en un 71% y la necesidad de hospitalización después de un choque en un 69% de los casos.
Nadie planea tener un accidente y la gran mayoría de ellos ocurre cerca de casa y a baja velocidad. Los niños de hasta 4 años son los pasajeros más vulnerables dentro del automóvil cuando no son transportados en forma adecuada.
Los accidentes de tránsito constituyen una importante causa de morbimortalidad y representan la primera causa de muerte en menores de 14 años en Estados Unidos y Europa. En la Argentina, la situación también es muy grave, los accidentes de tránsito en nuestro país ocupan el primer lugar como causa de muerte en menores de 35 años de edad.
La organización Luchemos por la Vida indica que 22 personas mueren por día; hay 7.659 víctimas fatales por año (estimación 2010), más de 120 mil heridos de distinto grado y miles de discapacitados. Por otro lado, las pérdidas económicas del tránsito caótico y accidentes de tránsito superan los U$S 10.000 millones anuales.
Los niños en el auto siempre deben viajar atrás:
MITO: A mi bebé lo llevo en brazos porque es más seguro.
REALIDAD: En caso de choque, aún a 10 Km./h, un adulto es expulsado de su asiento hacia adelante y la tendencia instintiva es abrir los brazos para frenar el impacto. En un instante habrá soltado al bebé.
MITO: Solamente hace falta si se circula en ruta a gran velocidad.
REALIDAD: El 70% de los accidentes ocurren en trayectos cortos, a menos de 15 Km. del domicilio y a alrededor de 50 Km./h. A esa velocidad, el impacto del choque es similar a una caída de un 4º piso.
MITO: Las sillitas son caras y se usan poco tiempo.
REALIDAD: Si bien es cierto que hay que hacer un gasto extra, cualquier lesión grave acarrea más gastos y la vida de los hijos es invalorable. Pueden utilizarse 2 tipos de silla: silla para bebés (hasta los 9 Kg.) y silla de seguridad convertible que se puede adaptar a recién nacidos (hasta 20 Kg).
RECOMENDACIONES
- Los niños que pesen hasta 9 kg. y/o alcancen el año de edad, deber ir sentados con la silla orientada hacia atrás porque esto reduce el riesgo de lesión de la columna cervical en el caso de una colisión.
- Nunca se deberá colocar una silla orientada hacia atrás en el asiento delantero, el asiento trasero es el más seguro para niños de cualquier edad.
- En los asientos de seguridad orientados hacia atrás, los cinturones que van sobre los hombros deben estar colocados en los ojales más bajos, los hombros del niño deben estar por encima de ellos y el broche central debe ser colocado en el medio del pecho.
- Los asientos convertibles deben ser utilizados hasta que el niño pese 20 kg. En recién nacidos se deben usar con adaptadores.
- Los padres deben ser instruidos para que lean el manual de la silla cuidadosamente y para que prueben el asiento antes de comprarlo.
- Existen dispositivos que sirven para trabar los cinturones inerciales y evitar el desplazamiento de la silla en el caso de una colisión. Estos se encuentran en la parte de atrás de las sillas y deben ser colocados siempre.
Desde el momento del alta, los recién nacidos deben viajar en su silla de autos:
- En el asiento trasero
- Ubicada en el medio
- Orientada hacia atrás
- Sujetada con el cinturón de seguridad
- Con una inclinación de 45º
El llanto del recién nacido
El llanto es la manera que tienen los bebés de expresar sus necesidades y puede significar distintas cosas.
Los primeros días, los padres suelen sentirse angustiados por no poder distinguir la causa y, por lo tanto, les resulta difícil saber qué hacer. Sin embargo, esto no debe preocuparlos, a medida que pasen los días aprenderán a conocer mejor a su bebé y encontrarán la manera de calmarlo.
Las madres suelen distinguir el llanto de sus hijos del de otros recién nacidos antes del tercer día y, en general, pueden diferenciar los distintos tipos de llanto a partir de las dos o tres semanas de vida. La mayoría de los bebés lloran mucho, aunque no todos lo hacen de igual manera, por las mismas causas, o a las mismas horas del día. Sin embargo, numerosas observaciones de niños sanos coinciden en mostrar un comportamiento característico: en general el llanto es más prolongado e intenso entre las últimas horas de la tarde y las primeras de la noche, habiendo un aumento progresivo del mismo desde el nacimiento hasta las seis semanas, seguido de una disminución gradual hasta los tres a cuatro meses.
Esta tendencia se ha observado en niños de distintas culturas que reciben estilos de atención muy diferentes. Por lo tanto, esta secuencia no parece ser casual, sino que corre paralela a otros aspectos del desarrollo infantil, tales como la organización del sueño, el aumento de la atención durante el estado de alerta y los avances en la coordinación manos-boca.
La reacción universal al llanto de un bebé es levantarlo y acunarlo. Este acto aparentemente tan natural plantea, sin embargo, muchas dudas y preguntas a la mayoría de los padres: ¿llora porque mi leche no es buena o es insuficiente?, ¿alzarlo es malcriarlo?, ¿es malo dejarlo llorar?, ¿es preferible calmarlo en la cuna o alzarlo? Si bien no hay una respuesta única a muchas de estas preguntas, algunos estudios y observaciones han permitido demostrar que en la gran mayoría de los bebés no hay relación entre llanto y tipo de alimentación (pecho o biberón).
Por otro lado, observaciones realizadas en bebés en diferentes países (industrializados o no), sugieren que tenerlos en brazos durante más tiempo disminuye a menos de la mitad el tiempo de llanto, sin producir la llamada “malcrianza”, y facilita el establecimiento de una relación sana con quienes lo cuidan y comprenden sus necesidades. Hay estudios que demuestran que cuando se atiende el llanto de un bebé antes de los 90 segundos, se puede lograr calmarlo en alrededor de 5 segundos, pero cuando la atención se brinda pasado ese lapso se necesita mucho más tiempo. Sin embargo, es también importante evitar la sobreestimulación sobre todo cuando está somnoliento y llora, ya que es normal que se porte así cuando está llegando al llamado “sueño activo” que precede al “sueño quieto”. En esta situación acunarlo suavemente, sin levantarlo, por lo general ayuda al desarrollo de un patrón de sueño normal. Lleva tiempo aprender el lenguaje de cada bebé. Descifrarlo es una fuente de enorme satisfacción para los padres.
Capacidades sensoriales de los recién nacidos
Si bien durante mucho tiempo se creyó que los recién nacidos tenían pocas posibilidades de comunicación, muchos estudios mostraron que pueden relacionarse con quienes los rodean y que tienen capacidades sensoriales perfectamente desarrolladas desde el nacimiento.
El recién nacido ve y escucha. Alcanza a ver a una distancia de alrededor de 30 cm y puede alinear sus ojos con los de sus padres, también es capaz de imitar los gestos de los adultos. La visión del color se va desarrollando en los primeros 4 a 6 meses de vida. Prefiere las caras humanas a los objetos y las voces a otros sonidos.
Es capaz de reconocer la voz de su madre, ¡la escucha desde su vida intrauterina! Prefiere los sonidos agudos y las frases repetidas que habitualmente los padres usan al hablarles. Tiene el sentido del tacto perfectamente desarrollado, por eso la piel es tan vital para su conexión con el entorno y necesita de caricias, que lo acunen y abracen.
Estados de conciencia
Los recién nacidos duermen mucho, entre 16 a 18 horas por día. Durante las primeras semanas de vida no suelen tener un horario establecido ni distinguen bien el día de la noche. Los bebés, al igual que los adultos tienen distintas etapas y grados de profundidad del sueño y, dependiendo de la etapa en que se encuentren, pueden moverse o estar muy quietos.
Los estados de conciencia oscilan desde el sueño profundo al llanto:
- Sueño profundo: mantienen durante el mismo los ojos cerrados y tienen una respiración regular sin actividad motriz. Pueden tener breves sobresaltos pero no se despiertan.
- Sueño activo o sueño de movimientos oculares rápidos (REM): en este sueño liviano y alerta, si bien mantienen los ojos cerrados, a través de los párpados se observan movimientos oculares. Aunque muestran poca actividad pueden tener movimientos no coordinados y sacudidas. La respiración es irregular, superficial y más rápida que la observada durante el sueño profundo.
- Somnolencia: tienen los ojos semiabiertos y moderado nivel de actividad. La estimulación durante esta etapa probablemente los lleve a un estado más activo y perceptivo.
- Alerta o despierto: están atentos y tranquilos con pocos movimientos. En este estado los padres pueden obtener una excelente comunicación con sus bebés.
- Activo: suelen estar inquietos con movimientos de miembros superiores e inferiores. Pueden pasar al llanto o, con estímulos adecuados, calmarse.
- Llanto: es la manera que tienen de expresar sus necesidades y puede significar diferentes cosas: hambre, dolor o simplemente atención. En este estado es fundamental hablarles, acunarlos y acariciarlos.
Los padres aprenderán, con el correr de los días, a reconocer y predecir los diferentes estados de conciencia de sus hijos. Esto les permitirá relacionarse mejor con ellos.